Aunque muchas palmeras se desprenden de sus palmas (hojas) de manera conveniente para su jardinero o propietario, dejando visto un estípite (tronco) liso con marcas de anillos o cicatrices foliares según crecen, son muchas las palmeras que mantienen sus palmas abrazadas al estípite después de muertas. Estas palmeras, en su estado natural, forman típicamente una falda de hojas secas en la base de la corona (copa).
Entre estas especies se hallan las más comúnmente plantadas en jardines en Europa, las Washingtonia, que forman en la naturaleza imponentes faldas que representan un combustible ideal en caso de incendios, las Trachycarpus, que crean una intrincada malla de fibras marrones en la vaina de la hoja, muy caracterítica, y algunas Phoenix. En jardinería, el mantenimiento y cuidado de las especies de palmeras ornamentales que forman faldas es fundamental por varios motivos que transcienden de la mera estética y atañen a la comodidad y la seguridad en el jardín privado o público. En Palmer Brothers prestamos estos servicios en nuestra región (ver ‘Servicios‘)
1- Estética:
Evidentemente, el primer motivo al que responde la tarea de poda y cepillado de los estípites de palmeras ornamentales es estético. No es lo mismo un estípite sucio cubierto por una burda capa de hojas secas y muertas, que un estípite alargado y limpio, con las cicatrices foliares formando bellos anillos regulares o rombos en forma de diamantes, testigos del crecimiento paulatino de la planta. Desde luego, no hay nada más bello que una esbelta palmera alta y fina, que sorprende con su frondosa copa verde de grandes hojas culminando una columna fina y flexible que la hace más estilizada. No obstante, hay otros motivos por los que quienes tienen una palmera deberían mantenerla limpia.
2- Riesgo de incendio:
Las palmas secas, y especialmente las fibras de la vaina, son sorprendentemente inflamables. De hecho, muchas de las palmeras que no tiran sus hojas naturalmente lo hacen porque son pirófilas, es decir que en condiciones naturales se benefician del fuego, ya que así se deshacen de plantas vecinas competidoras, y por lo tanto lo promueven creando combustible. Esta ventaja para la planta en su hábitat natural no representa más que un peligro en nuestro jardín, especialmente en lugares y momentos del año con alto riesgo de incendios. Podar y cepillar las palmeras ornamentales es necesario por una cuestión de seguridad, para evitar que posibles fuegos se inicien o propaguen con facilidad en los jardines.
3- Peligro por caída de hojas:
Las palmas son a menudo muy grandes y pesadas, y suelen estar armadas con espinas y ganchos muy puntiagudos. Representan por lo tanto un peligro para paseantes y curiosos que se acercan a disfrutar de una imponente palmera. En ocasiones, especialmente debido a la acción del viento o de algún animal, las palmeras pueden acabar tirando algunas de las hojas secas de su falda. Si una de estas hojas cae sobre una persona o animal de compañía, puede causar graves heridas. La poda de las hojas (y, en este caso, no necesariamente su cepillado) es una cuestión de seguridad para evitar este tipo de incidentes.
4- Nicho para fauna indeseada:
Las densas marañas de hojas secas que se acumulan bajo la copa de la palmera son el lugar ideal para asentarse para multitud de insectos, roedores, y aves. Las faldas de las palmeras son cobijos al resguardo de depredadores, protegidos por espinas, sombríos, frescos, y a menudo conservan una cantidad sorprendente de humedad incluso en los momentos más áridos del año. Por supuesto, y esto no es irónico, si deseas incrementar la biodiversidad de fauna salvaje de tu jardín, dejar que tus palmeras formen faldas puede ayudarte a conseguirlo. No obstante, si no deseas que ratas y ratones, arañas, avispas y hormigas proliferen entorno a tu palmera, será mejor que la podes y cepilles con regularidad.